Como al tren que nunca llega, espera paciente en su reducto de baldosas sonoras, su casa, Pepe, el librero de
Relieve. Desde que se produjo su desalhojo de la caseta del Poniente, aguarda el momento en que pueda volver. Espera paciente. Que remedio le queda. El espacio en el provisional mercado del Val está ahí, pero desconoce el motivo de la tardanza en volver a poner las estanterías y con ellas los libros. Hablando con él, le decía, que igual piensan en habilitarlo como Regalo de Reyes.
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